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El sabor de un buen chocolate a la taza es algo que todo el mundo tiene en su memoria. Una bebida reconfortante, de sabor dulce y textura aterciopelada que nos recuerda a las meriendas de antaño.
En una fría tarde de invierno no hay nada mejor que una taza de chocolate caliente..., además puedes acompañarlo con los dulces que más te gusten. La tradición dicta que con unos churros es la mejor forma de disfrutarlo, aunque unos bizcochos de soletilla, unos buñuelos o un trozo de roscón de Reyes tampoco estarían nada mal como acompañamiento.
Lo principal para que salga a punto es por supuesto elegir un buen cacao que proporcione esos característicos matices aromáticos y que no sea excesivamente amargo, así como leche entera, a no ser que quieras un chocolate aguado.
Para los amantes del chocolate a la taza auténtico, tenemos la receta tradicional más fácil, hecha con sólo 3 ingredientes: leche, chocolate y azúcar.
Calienta la leche con el azúcar
En un cazo profundo o una olla, calienta la leche con el azúcar a fuego medio sin que llegue a hervir, y remueve hasta que el azúcar se haya disuelto del todo. Una vez disuelta el azúcar, sube el fuego hasta que la leche hierva. Retira del fuego en cuanto empiece a hervir, tapa el cazo y deja deposar un par de minutos.
Añade el chocolate en onzas
Mientras que la leche reposa, corta el chocolate en onzas. Con ayuda de una cuchara, elimina la capa superficial de nata y añade el chocolate al cazo moviendo con ayuda de unas varillas hasta que se disuelva por completo y quede bien integrado.
Remueve el chocolate hasta que espese
Calienta de nuevo a fuego lento durante 10 minutos sin dejar de mover con las varillas hasta que el chocolate haya espesado ligeramente, así evitarás los grumos y ganarás una consistencia más cremosa. Viértelo en una jarra y sírvelo en tazas individuales acompañado de tus dulces favoritos.
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